Esta mañana temprano, sobre las 6 ó 7 de la mañana, el satélite que la NASA había anunciado que colisionaría no-se-sabe-dónde y no-se-sabe-cuándo, por fin ha alcanzado la superficie del océano Pacífico, sin ocasionar ningún daño. Muchas naciones descansan por fin tranquilas, ya que los rumores de las posibles zonas de impacto del satélite llevaban varios días circulando por la red. Se cree que algunos componentes metálicos del satélite pueden haberse separado al cruzar la atmósfera y por ello es posible que se encuentren pequeños fragmentos en otros puntos alejados del área de colisión.
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